Votar en blanco es votar por Petro

Votar en blanco es votar por Petro

Analizando el resultado electoral del pasado 29 de mayo, vemos que Gustavo Petro ya tocó su techo y cuenta con 8.500.000 de votos y el panorama nada favorable para conseguir nuevos electores, es decir, puso toda la carne en el asador.

Después de ver los Petrovideos y las artimañas de la campaña de Petro de ganar a como de lugar, táctica de guerra de guerrillas, generar odio y violencia, no les queda otra que buscar que el voto en blanco suba y suba y sea su caballito de batalla, restándole al Ing Rodolfo Hernández y poder ganar la Presidencia; para llegar inmediatamente a convocar una Asamblea Constituyente, amarrarse al poder, eliminar libertades, contradictores, expropiar y alentar un baño de sangre con la lucha de clases. El mismo libreto de Chávez, Maduro, Castro y Ortega, que ya todos conocemos.

Vemos que sus asesores y coequiperos del Pacto Histórico, que más parece un Pacto la Picota de criminales, que cualquier otra cosa, por los alcances y la Verdad de lo que hacen y ejecutan.

Hoy sin lugar a dudas Colombia necesita un cambio y no precisamente el que propone está manada de lagartos, ratas y sinvergüenzas que solo saben vivir del Estado, echar discursos y promesas, hoy lo que necesita Colombia es alguien con los conocimientos necesarios para administrar el erario público, generar riqueza y acabar ese neoliberalismo, cómo bien lo ha demostrado el Ing. Rodolfo Hernández con su empresa y un capital de 100 millones de dólares.

Votar en blanco no es nada diferente que votar por Gustavo Petro, votar en blanco es votar por Roy Barreras, votar en blanco es votar por Armando Benedetti, votar en blanco es votar por Piedad Córdoba, votar en blanco es votar por Timochenko, votar en blanco en votar por Gabino del ELN, por eso mi invitación es votar por el ingeniero Hernández.

MIEDO A SER DESCUBIERTA

MIEDO A SER DESCUBIERTA

Defino mi ser entre sombras y luces. He tenido que volver a mí cuantas veces ha sido necesario, pasando por la decepción cuando me siento perdida una vez más, cuando pierdo el foco e incluso cuando olvido cuál es el camino del retorno. Quiero salir de esta incertidumbre y angustia para sentirme más tranquila, más confiada, más yo, y volver a mi centro. Pero siento pánico, porque otra vez me adentro a este cuarto al que llamo sombra.

Me alojo en él como su huésped de honor y me escondo acurrucada y abrazada por la culpa de estar de nuevo en esta situación, sintiendo cómo frente a mí se diluye ese propósito de ser y me embarga la duda, el miedo y la angustia. Sin embargo, estoy  en este cuarto sombrío con ganas de huir de él, pero sin poder hacerlo: me encuentro petrificada.

Estando aquí se enciende una luz que solo apunta a mí, como si fuera la protagonista de una obra teatral. No entiendo lo que sucede, así que corro, le huyo a aquel reflector, siento cómo mi corazón se acelera porque, entre más intento ocultarme, la luz encuentra la manera de volverme a enfocar. En medio del ruido que hago en mi intento de esconderme, percibo que no me encuentro sola, que hay un espectador que, queriendo que lo escuche fuerte y claro, emite un sonido que llega a mí como un eco preguntándome: “¿A qué le temes? ¿Por qué huyes de la luz?”.

“La puerta del cuarto está abierta, ¿por qué no sales?”, insiste. Al oír esto, logro levantarme y soltarme del abrazo de la culpa. Con el alma desnuda me pongo de pie en la tarima del cuarto, como protagonista de esta obra llamada vida –mi vida-, petrificada, sin saber qué responder, pero, con toda la certeza de saber las líneas del libreto,  dejo escapar de mi garganta, con una voz alta y temblorosa: “Miedo a ser descubierta”.

En ese momento todo el cuarto se ilumina y sin ser consciente de mis movimientos, mis manos aplauden sin parar. Mi rostro esboza una expresión de encanto y maravilla.  Comprendo, con algo de asombro, que soy mi público y que soy, además, la que maneja aquella luz, la que siempre esta apuntalándome para que viva y sienta ese protagonismo al que tanto le huyo. 

Ese faro que siempre me acompaña recordándome todos los días la función de esta obra; recordándome que no es miedo a ser descubierta a lo que le huyo, sino, más bien, miedo a descubrirme a mí misma. Comprendo que  ya había sido descubierta por otros, por otras luces que le ponen color a aquel teatro donde presento mi obra, lo que hacía falta era que yo me viera a mí misma como ellos me ven y me iluminan.

Administradora de profesión, soñadora de ocupación, amante de los pensamientos desordenados y creyente de la locura como nueva cordura.

Votar en blanco es votar por Petro

Los colombianos se mamaron de la clase politiquera

Revisando lo ocurrido el pasado 29 de mayo quedó evidenciado que los colombianos están mamados de la clase política tradicional.

Las casas políticas o más bien politiqueras de todas las regiones recibieron literalmente una cachetada por parte de la ciudadanía, la cual decidió por un cambio, el cual el Ingeniero Rodolfo Hernández estaba representando.

A su manera coloquial el Ingeniero Rodolfo Hernández le dijo en la cara a la clase politiquera del país lo que muchos ciudadanos quisieran decirle y esto fue un éxito rotundo y contundente.

El fenómeno político que hoy en día es Rodolfo Hernández se enfrenta en segunda vuelta con Gustavo Petro, quien este último habla de un cambio, cambio que los ciudadanos no ven ya que está rodeado de la misma clase politiquera de la cual los ciudadanos están mamados, entre ellos el Expresidente Ernesto Samper y su proceso ocho mil, Roy Barreras y Armando Benedetti, dos lagartos de la politiqueria tradicional, estos 2 personajes fueron Uribistas, santistas y ahora petristas, y no más importante en su círculo cerrado que Piedad Córdoba y sus más de 60 mil dólares.

Si revisamos el fenómeno Hernández, solo queda ver qué al día de hoy le sigue cumpliendo a los colombianos con su frase no voy a hacer alianzas con nadie, lo que el petrismo hoy ve con muy malos ojos ya que en medio de su desespero buscan cualquier cosa para enlodar su nombre.

Si revisamos las cuentas de lo que se han gastado en campaña, Gustavo Petro ha gastado una suma sumamente jugosa para llegar a la casa de Nariño, incluso como decimos coloquialmente puso toda la carne en el asador para ganar en primera vuelta, mientras que Hernández con la ayuda de unos pocos ciudadanos que le apostamos a este proyecto, sin plata y con recursos propios sacamos adelante esta propuesta.

Sin lugar a dudas este próximo 19 de junio, Colombia tendrá la posibilidad de un cambio verdadero o un cambio disfrazado, solo queda decir que el cambio verdadero es Rodolfo Hernández.