Un ejemplo de icono

Dentro de la mitología tradicional, La Llorona es la mujer más conocida en centro y sur América, distinguida como una deidad diabólica y demencial. En Costa Rica y Panamá es conocida como ‘Tulu Vieja’ y pese a ese nombre, es una mujer muy joven y bella que deambula por los cementerios, llorando la perdida de sus retoños; en sus manos siempre lleva una veladora encendida y espontáneamente lanza gritos lastimeros que paralizan a quienes la escuchan.

Igualmente, es uno de los espantos mitológicos más conocidos en toda Colombia y es identificada con nombres diferentes, según la región  o zona cultural del país. ‘La María Pardo’, así la conocen en Antioquía; en el sur colombiano es conocida como ‘La Tarumama’, bautizada así por los descendientes pastusos; para los nacidos en la tierra del volcán Galeras, ella es una impúdica que tuvo un hijo sin haber contraído nupcias y luego abandonó la criatura para ocultar el pecado cometido. Su alma vive en castigo eterno, y pese a haber sido una bella mujer, hoy quienes la han visto aseguran que tiene senos grandes, casco de mula en sus pies, y sus facciones son las de una mujer entrada en años y de apariencia demoniaca.

Secundina Monroy Gualtero, ‘la Vieja Satu’, cuenta: “es una mujer muy bella, joven, de cabellera larga, negro azabache, claro que dicen los que la han visto, que sus cabello es rizado y cambia de color, entre plateado, dorado y café; además, mariposas y  luciérnagas se prensan de sus mechones de cabello. Claro que otros que dicen haberla visto, señalan que es una mujer con la cara como la de una calavera, con el cabello enmarañado, ojos rojos como candela, desarrapada y que lleva un bultico de hojarasca como si fuera su hijo; dicen que solo los mira y que no hace daño, pero con su llanto lastimero petrifica a la gente del susto”.

“Claro que La Llorona no tiene un sitio de morada establecido, sino recorre todo el Tolima Grande buscando sus hijos, camina por las montañas y valles muy cerca de los ríos y los espejos de agua, porque aseguran que ellos murieron ahogados. Otros que aseguran haberla visto, son enfáticos al decir que el rostro es una calavera, que sus ojos son dos bolas de fuego de rojo intenso, las manos y los pies son huesudos, y carga un bebe muerto”, agrega Bernardo Sánchez, ‘El Maestro Berna’.

“Son unos gemidos horribles, que le hacen poner a uno la piel de gallina, dicen que cuando llora deja caer lágrimas de sangre, porque su bebe que aún tiene envuelto en la mortaja, el cual es mas es de color azul, la mira con sus tiernos ojitos, acusándola de haberle quitado la vida”, asegura Secundina Monroy Gualtero, ‘La Vieja Satu’.

Bernardo Sánchez, ‘El Maestro Berna’ agrega: “eso no es nada, decían mis abuelos que ellos la escuchaban llorar en las noches de mucho silencio, ellos vivían en  una planicie en la cual de noche sólo se escuchaba el viento pasar; por eso ellos si la podían oír cuando lloraba, y también contaron que La Llorona asustó varias veces a una prima mía, que era como muy alegrona y tenía varios novios, y mis tíos no estaban muy orgullosos de la pecaminosa actitud de su hija. También dizque persigue a los jugadores, borrachos y a los infieles; algo que se me escapaba, es que dizque ella se aparece como desde las ocho de la noche, y desaparece hasta que empiezan a aparecer los primeros rayos del sol”.