Un ejemplo de icono

“De esta si no me gusta acordarme, porque decía mi hermana que a mí me encontraron cuando era muy niña en el nido de la Madremonte, en un sitio lleno de maraña, yo estaba desnuda y llorando, eso fue lo que ayudo a que mis papas y los que me buscaban me pudieran encontrar rápido”, asegura Secundina Monroy Gualtero, ‘la Vieja Satu’.

Bernardo Sánchez, El ‘Maestro Berna’, empieza su relato sobre este espanto: “La Madremonte es una mujer a la que le gusta acicalarse en los nacimientos de los ríos;   pero esto, según decían mis abuelos, ocasionaba que las aguas se desbordaran causando tragedias, como inundaciones, perdidas de ganado, pérdida de vidas, desaparición de niños y niñas, lluvias intensas en toda la región. Ellos ya sabían que la Madremonte se estaba bañando, cuando el color del agua cambiaba y el día se tornaba frio”.

‘La Vieja Satu’ agrega: “dicen que muchos hombres infieles que se perdieron en el Tolima Grande, se los llevó la Madremonte, porque ella odia a todos esos que andan en malos pasos, por vagabundos, los hace caminar como bestias hasta una montaña que se ve muy cerca pero que en realidad está muy lejos, a donde solo se puede ingresar cortando la maraña y los arbustos de grandes espinas, con las que fácilmente pueden perder la vida al caer en ellas”.

“A mi me contó un amigo que logró salir de las fauces de la bestia, que él sintió mucho mareo, ganas de trasbocar y mucho sueño, por el trabajo de haber tumbado a punta de machete todos los juncos que le impedían el paso y abrirse camino para seguir a la bella mujer, que lo llamaba con una melodiosa voz pero que nunca logró ver. Luego de varias horas de trabajo se acostó a dormir y cuando despertó después de varias horas, se vio envuelto en rastrojo y perdido, porque el camino que había labrado ya no estaba, la Madremonte se lo había borrado”, relata el ‘Maestro Berna’.

Aseguran campesinos del Tolima Grande, que esta deidad del mal, maldice al ganado y a las cosechas con plagas y sequía.

‘La vieja Satu’ enfatiza: “En las noches se escuchan ruidos como de tigre y luego aullidos como un lobo, gritos en noches oscuras,  por eso se sabe que la Madremonte está nadando cerca; por eso cuando los trabajadores tienen que salir a caminar por sitios que producen miedo, o con bastantes árboles, saben que deben llevar escapularios bendecidos, medallas con agua bendita, bastones de cordoncillo o guayacán, deben fumar tabaco y llevar haba de San Ignacio,  o cabalanoga”.

“Los hombres que han podido regresar de su infortunado encuentro con la Madremonte, aseguran que es una mujer grande, de bellos atributos físicos, se viste con hojas y ramas verdes frescas, con un sombrero con flores y plumas sugestivas de aves exóticas, es una mujer muy elegante a la cual no se le puede ver el rostro por su frondosa cabellera”, agrega el ‘Maestro Berna’.

Aseguran los expertos en mitología, que en las noches de borrasca aparece en la vera de los caminos, para llevarse a los infieles, también enfatizan que nunca la han visto en sitios abiertos o caminos veredales frecuentados; vive lejos de los cascos urbanos, en medio de la maraña protegida por las fieras del monte.