Un ejemplo de icono

Esta es de las más aterradoras mujeres de la mitología colombiana, dicen los infortunados campesinos que han logrado verla a lo lejos, que tiene ojos de tigresa, colmillos enormes y afilados, de cabello enmarañado, boca grande como la de un felino, sus brazos son largos y tiene manos en forma de garras, tiene un solo seno en su pecho, su aspecto es aterrador.

Secundina Monroy Gualtero, ‘la Vieja Satu’, relata: “Es una mujer aterradora, vive entre la selva espesa, en la parte alta de las montañas del Tolima Grande, tiene un nido lleno de ramas y maraña que recolecta en sus alrededores; me contaba mi mamá que también la han visto en bosques y en montes cercanos a algunos pueblos”.

Algunos conocedores del tema mitológico, afirman en sus investigaciones que es un ser al que le gusta la sangre y la carne humana, la asemejan a un vampiro. Al parecer muchos maridos infieles cayeron en las fauces de la aterradora Patasola, porque fueron hallados sin partes de cuerpo y sin sangre.

Bernardo Sánchez, el ‘Maestro Berna’, relataba: “Mi abuela me decía que los caminantes que llegaban al pueblo y se habían encontrado con la bestia, aseguraban que era una mujer muy bella, que tenía un cuerpo y un rostro que los seducía y que algunos de sus compañeros de andanzas se habían dejado enamorar de la despampanante mujer; ellos se fueron con ella y nadie más los volvió a ver”.

Entre las creencias de los habitantes del Tolima Grande, dicen que es una mujer seductora, inmensamente bella, quien sale al camino de los hombres enamoradizos, empieza a llamarlos y ellos caen con sus encantos; con sonrisas y su mirada embrujadora los lleva hasta lo más profundo de la maraña, donde allí les muestra su verdadero rostro, con dientes de fiera, ojos que lanzan llamas, aliento a azufre, de cabello enmarañado, con el cual cubre gran parte de su desfigurado rostro.

La ‘Vieja Satu’ asegura que sus abuelos le contaban: “La Patasola era un mujer de buena familia, una de las ricas de la región, pero muy libidinosa. Luego de casarse con un hacendado ya pasado en años, este se dio cuenta de que su bella mujer le faltaba a sus votos, engañándolo con el capataz, por lo cual decidió quitarle una pierna de un machetazo, en uno de sus maizales; cuando la mujer falleció, quedó penando para pagar su culpa”.

“Desde ese momento le cogió odio a los hombres, por eso persigue a los errantes y a los mineros, a los cazadores, a los infieles; uno la puede espantar si tiene machete, peinilla o hacha, por que odia todo lo que tenga filo”, enfatiza Secundina Monroy Gualtero.

El ‘Maestro Berna’ agrega: “dicen que tiene piel de árbol, áspera y con olor a pino, la única pierna que tiene y con la que se mueve muy rápido entre el bosque, parece una garra de oso, si uno no tiene nada filoso para asustarla, tiene que correr más rápido que ella y meterse en un maizal para estar a salvo, allí no entrará porque en uno así perdió su pierna”.